Tu mundo patas arriba

Hay épocas en que «nada» sale como estaba previsto y «todo» sale diferente a lo esperado. Los planes se tuercen y ponen tu mundo patas arriba. Surgen imprevistos que obligan a reajustar el rumbo de los acontecimientos, y resulta difícil darles la vuelta. En el pasado post hablaba de las vueltas de la vida y que podían ser provechosas para crecer y evolucionar.

Pero, ¿qué hacer cuándo la vida pone tu mundo patas arriba?

La respuesta refleja que viene a mi mente es adaptarse. Ser rápidx a la hora de adaptarse parece la forma más sensata de dar un giro a la situación. Lamentablemente ciertos giros de la vida llevan un sentimiento de pérdida incorporado.

Y la pérdida, como el cambio, es una constante de la vida. Si lo piensas verás que cada día sufres alguna. Puede ser un despido, una decepción, un desamor, la muerte. No quisiera sonar insensible por poner en el mismo saco la pérdida de un trabajo y la de un ser querido, nada más lejos de mi intención. Lo que quiero remarcar es que, tenga el caràcter que tenga,  toda pérdida tiene sus fases. Y son conocidas como las cinco etapas del duelo.

Negación. Ira. Negociación. Depresión. Aceptación.

Es posible que hayas oído hablar de ellas. Fue Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra suizo-estadounidense, en su libro «Sobre la muerte y el morir», quién presentó por primera vez este modelo general de las cinco etapas de duelo. Cada etapa engloba cómo se sienten las personas y cómo tienden a actuar en el proceso de adaptación a la pérdida.

Resumiendo…

Durante la fase de la negación se niega la realidad. Ayuda a soportar el impacto de la pérdida y mitigar parte del dolor. La  ira aparece cuando la realidad se impone. Es el resultado de la frustración ante lo irreversible, y busca culpables para proyectarse. En la etapa de la negociación  se fantasea con la idea de cambiar los hechos, imaginando un resultado diferente si se hubiera obrado de otra manera. En el periodo de la depresión faltan incentivos para continuar con la vida tras la pérdida. Aparece un sentimiento de profunda tristeza y una sensación de vacío en el alma. Y por último la fase de la aceptación, cuando la pérdida se acepta y la persona aprende a convivir con el dolor emocional que, poco a poco, se vuelve manejable y deja de ocupar todo el ser para anidar en el corazón como experiencia de vida.

Somos diferentes en la pérdida

En los procesos de pérdida no todxs pasamos por todas las etapas ni en el orden mencionado. Tampoco existe un tiempo determinado de recuperación, dependerá del motivo de la pérdida. No es lo mismo perder un trabajo que a un ser querido. No es lo mismo vivirlo a los 15 que a los 50. Cada pérdida es diferente en importancia, y cada persona tiene su particular manera de vivirla.

Presta atención

No obstante, existen algunas señales que revelan que un proceso de pérdida se puede estar convirtiendo en un problema mayor. Son signos claros que la pérdida no está siendo integrada. Presta atención si los síntomas permanecen durante laaaaaaargo tiempo, o si se repitan las etapas sin superar ninguna, o si te atascas en una de ellas como en un bucle. En estos casos, quizá sea momentos de valorar que la pérdida se ha vuelto un problema. 

Por eso, conocer las fases del duelo puede ayudarte a reconocer cuando la pérdida no ha sido integrada y requieres de ayuda externa para conseguir una nueva perspectiva

Tomar conciencia de que existe un problema es el primer paso para empezar a resolverlo. 

Da el primer paso, y pon derecho tu mundo patas arriba.

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