Cri…¿qué?…crisis!

v

Últimamente es raro el día que no se oye hablar de crisis económica o de valores o familiar o… pero se habla poco de la crisis personal. Me refiero a esos momentos de inflexión que marcan un antes y un después en la vida. Momentos que, según su origen e intensidad, modelan tu forma de ver el mundo.  

Pero, ¿es la manera de vivir la crisis algo personal o cultural?

Cada sociedad tiene una manera de expresar e integrar  las dificultades, y crecemos incorporando esa visión. ¿Sabías qué en  la cultura china la palabra crisis está representada por dos ideogramas? Peligro y oportunidad. Sin embargo, en la cultura occidental, la nuestra, se habla de “una situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un proceso”. En nuestra sociedad no se contempla integrar dos conceptos aparentemente tan opuestos. De hecho, más bien crecemos pensando que el peligro consume todo el oxigeno y asfixia cualquier posible oportunidad.

Serían dos ejemplos de como el peso de la mente colectiva condiciona la individual.

La crisis personal es particular

Ahora bien sería ingenuo pensar que todas las crisis son iguales  en intensidad y duración. O creer que todas las personas las vivimos igual, diga lo que diga la mente colectiva. Nada más lejos.

Cada persona tiene su propio rasero, y lo que para mí puede ser una crisis nivel 9 en la escala de Richter, para ti puede suponer una ligera sacudida con escasa repercusión.

Son muchos los aspectos que influyen a la hora de cómo se vive un momento crítico. Destacaría el entorno familiar. No es igual crecer viendo enfrentar los problemas con coraje, a hacerlo viendo como se oculta la cabeza bajo el ala. También existen factores evolutivos, difícilmente vives igual una crisis a los veinte que a los cuarenta años. Ni tampoco es lo mismo, si es la primera vez que lo vives o la quinta. Y por descontado, tener  apoyo o no marca una clara diferencia también. Pero, como en casi todo, el factor decisivo es tu particular manera de relacionarte con lo que te pasa.

Diferentes formas, igual fondo

No quiero exagerar pero voy a hacerlo. Imagínate viviendo una  situación dónde tu integridad y la de tu familia peligran…se quema tu casa, vives un naufragio. Ya sé que es un ejemplo bastante extremo, pero ¿qué harías?

Estoy casi segura que en esas circunstancias lo prioritario para ti sería asegurar tu bienestar y el de tus seres queridos. Todo lo demás pasaría a un segundo plano. Y algo parecido sucede en las crisis. Pueden no coincidir en lo que las provoca ni en su intensidad pero comparten la exigencia de hacernos revisar las prioridades. Formas distintas con un mismo fondo. 

Vivir la crisis, vivir la oportunidad

Las crisis empujan a revisar que hay de superfluo en tu vida. Invitan, aunque sea a la fuerza, a observar el mundo con una mirada nueva. Y esa nueva mirada dibuja una nueva realidad más acorde a quién eres ahora.

Saber reconocer qué quieres conservar y de qué prescindir es quizá el propósito oculto de toda crisis. Y puede que esa sea la oportunidad de la que hablan los ideogramas chino.

Ayúdate si estás en crisis

He mencionado que cada crisis es un mundo, y su repercusión también. Por eso, a veces se necesita ayuda para superarla.

Pero antes debes darte cuenta de que la necesitas.

Ese es el primer paso,  tomar conciencia del desequilibrio.  Sólo al reconocer que pasa algo se puede hacer algo para cambiarlo.

Después, será momento de pedir ayuda. Habla con alguien. Cuéntaselo a unx amigx o un familiar o unx desconocidx. Y si eso no es suficiente, si el malestar perdura y no sabes cómo gestionarlo, quizá yo pueda ayudarte. 

integra en ti los pasos hacia el bienestar. 

¿Hablamos?

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies