¿Disfrutas de una alimentación consciente?
Como seres vivos estamos obligados a comer para sobrevivir. Es una de las exigencias orgánicas básicas, junto a respirar, descansar y reproducirse (por lo de perpetuar la especie, claro!) .
Pero, ¿de qué nos alimentamos al comer?
Comer es masticar y deglutir un alimento sólido, y alimentarse es nutrir al cuerpo con la energía necesaria para su correcto funcionamiento. Cada día hay mayor conciencia respecto a la importancia de la calidad del producto que consumimos pero al ritmo, ambiente y compañía le prestamos poca atención, y también los ingerimos con la comida. Sin darnos cuenta nos lo tragamos. Y cuidarlos puede ser la diferencia entre quedarse satisfecho o sufrir una indigestión.
Prueba a integrar…
… comer sin tele. Emiten las noticias a la hora de las comidas y con los entrantes engullimos los «mejores» momentos de la calamidad del día. Las emociones que nos provocan se adhieren a cada bocado y van directas al estomago donde caen a peso. En lugar de la tele, prueba a escuchar música o el silencio, lo que prefieras. Y seguro que encuentras una mejor ocasión para informarte.
… alimentarte sin prisa y sin pausa. Alimentarse es un placer pero es tan cotidiano que lo tenemos mecanizado, y lo liquidamos en un pis-pas. Aminora la marcha, mastica mejor, saborea más y convierte comer en una experiencia sensorial. Incorporando ojos, nariz, manos y oídos, además de la boca. Y si dispones de poco tiempo, come un solo un plato completo. Tómate tiempo, acomoda tu tiempo en todos los sentidos.
… cuidar el ambiente y la compañía. Comer es un acto social y, a veces por no comer sol@s, vamos a lugares y con personas que no siempre responden a lo que nos apetece ese día. Y muchos de los que casi siempre comen sol@s, comen cualquier cosa y de cualquier manera. Un entorno agradable en buena compañía es el mejor de los antiácidos. Tanto si comes en compañía como si no, convierte el acto de comer en un auto-regalo y elige bien. Un bien-elegido dónde, cómo y con quién es el mejor postre para una comida.
… malos rollos, no gracias! Hay días que nos sentamos a la mesa tras una discusión o con una preocupación o… comer sin haber digerido esas emociones añade ingredientes como la frustración, la rabia y las lágrimas que combinan mal con la dieta mediterránea. Concédete tiempo, aunque sea la hora de comer no te obligues a hacerlo porque toca. Respeta tus ritmos y digiere tus emociones primero, te sentirás más ligero después.
Saborea la comida, la compañía y el momento y disfruta de una digestión saludable.
Alimentarse bien es regalarse vida. Saboréalo.