¡Piensa bien y acertarás!

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¿Sabías qué tus pensamientos dibujan tu vida?

Biológicamente el cerebro está diseñado para sortear el peligro. Observar los inconvenientes ha sido una cualidad muy útil desde el principio de los tiempos. De hecho era una  necesidad de primer orden, no hacerlo podía suponer perder la vida en el hostil entorno del humano primitivo. 

El pensamiento negativo nos muestra los inconvenientes y el pensamiento positivo nos recuerda las posibilidades. Juntos ofrecen una visión completa de la situación. Y eso, evolutivamente, nos ha sacado de tantas que es fácil suponer que se ha convertido en una valiosa herencia transgeneracional.

No obstante, es demasiado habitual centrar nuestra atención sólo en lo que puede salir mal. Al fin y al cabo, durante siglos, nos ha evitado mucho peligros… pero cuando sólo te enfocas en el inconveniente reduces el nivel de energía, desconectas de los propios recursos, aumentas la inquietud y condicionas, e incluso limitas, tu forma de actuar. Y, sobretodo, bloqueas tu capacidad de apreciar las oportunidades que ciertas «dificultades» te pueden ofrecen.

Pero, ¿cómo transformar un pensamiento negativo?

Prueba a …

…re-conectar. Ya he comentado en alguna ocasión que empecé en todo esto por y para mi. Necesitaba gestionar mi universo emocional, rico e intenso de más con frecuencia. Y comprendí, con ayuda, que para poder iniciar cualquier cambio lo primero es tomar conciencia de que lo necesitas.  Así que el primer paso es reconectar contigo, conectar con el bloqueo, identificarlo para poder aislarlo. Sin conciencia no hay evidencia.

…re-enfocar. Al dirigir tu atención hacia lo que puede salir mal, hipotecas tu energía. Es importante recordar que, además de la idea a la que te has aferrado, existen otras opciones posibles. Todo depende de dónde pones el foco. Por eso, cambia el foco. Abre tu perspectiva y descubre la alternativa. 

re-accionar. La vida es cambio. El cambio es movimiento. El movimiento es acción. Y la acción hace posible el cambio. Por eso, cuando descubras que te encallas en una idea reiterativa y desvitalizante, realiza un «acción llave». Puede ser un gesto, una palabra o un sonido. Una acción que te libere del ancla y te recuerde que otras opciones también son posibles. Entra en acción. La acción hace posible la transformación.

Prueba y verás el resultado.

Pensar bien es acertar.

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