Las vueltas dan mucha vida

No hace mucho iba paseando por la calle con la mirada perdida cuando el escaparate de una agencia de viajes captó mi atención. Maravillosas fotos de idílicos parajes. Y entonces lo vi, escrito en la parte superior, se leía el eslogan corporativo…«Las vueltas dan mucha vida» (Nautalia).Fue automático, me llevo de cabeza a la frase original que habrás oído mil veces: «La vida da muchas vueltas». Encontré muy ingenioso el giro que le habían dado. Me encantó.

Me puse a darle vueltas, valga la redundancia, y me pareció que ambas frases juntas formaban una, mejorada y reversible...como luego supe que prometia el anuncio…la vida da muchas vueltas y las vueltas dan mucha vida….las vueltas dan mucha vida y la vida da muchas vueltas.

Seguí dándole vueltas… 

…y me vino a la memoria mi pubertad cuando el año 2000 parecía el objetivo más lejano a alcanzar. Entonces jugaba a calcular qué haría, dónde viviría, con quién… y, no sé tú,  en mi caso poco, o nada, se ha parecido a lo imaginado.

Desde niña he sentido una mezcla de curiosidad y admiración por las personas que planifican cada paso que dan. Personas que tienen pensado hasta el último detalle de su vida. Quizá se deba a que a mí la vida me ha ido acercando vivencias casi siempre de forma inesperada. Y la planificación, con frecuencia, ha cedido el espacio al imprevisto.

Y tú, ¿improvisas o planificas?

Sin duda la planificación es necesaria. Es útil para diseñar los pasos a seguir. Saber que se necesita y poner plazos. Eso sí, toda planificación alcanza el éxito acompañada de la acción. Planificación y acción juntas hacen posible alcanzar el objetivo.

E igualmente imprescindible es saber improvisar. La improvisación otorga flexibilidad y capacidad de adaptación. Permite encontrar nuevas soluciones cuando las viejas no valen. Y ayuda a variar el rumbo cuando la estrategia no funciona.

Por supuesto, es agradable la seguridad que ofrece tener un plan. Te hace sentir a salvo pero aunque planificar sirve de guión, no es un guión cerrado. Saber dejar espacio a la improvisación, te recuerda que la vida marca su ritmo y te pide que la vivas, incluso con todos sus imprevistos. Y eso es lo fascinante y, a la vez, lo perturbador de la vida. Que siempre, y aquí digo «siempre» con toda la intención, tiene la capacidad de sorprender.

Por eso, para disfrutar la vida o para lograr un propósitocon la planificación trazas la estrategia, con la acción la haces posible pero con la improvisación, adaptas ambos cuando lo imprevisto se presenta.

Disfrutar de las vueltas que da la vida es aceptar que las vueltas dan mucha vida.

Y saber adaptarse a ellas, evita más de un mareo.

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies