¿Te consideras una persona generosa?
Me cuesta creer que alguien conteste no a esta pregunta. La gran mayoría diremos sí, ¿verdad? Pero, eso hace que otra pregunta acuda a mi cabeza…
…¿qué es para ti la generosidad?
Echemos mano del diccionario: “Generosidad es la tendencia a ayudar y a dar las cosas propias a los demás sin esperar nada a cambio».
¿Tendencia a ayudar y dar cosas propias sin esperar nada a cambio?… le he dado vueltas a esta definición un buen rato.
Empezaré por el final…sin esperar nada a cambio»…Hace tiempo vi una entrevista a un misionero. Todo el mundo elogiaba su generosidad y entrega. En las misiones sacrificaba comodidades, familia y vida. Y él, quitando importancia a tanto halago, contestó que él se consideraba egoísta. El entrevistador, yo misma, no creía lo que oía. Y el misionero, con una serenidad aplastante, dijo que ayudaba a los demás porque recibía tanta satisfacción a cambio que, si lo pensaba, no dejaba de ser egoísmo. Lo hacia para los demás pero por él. Nunca antes me había planteado ese punto de vista. Me hizo ver que hasta el más bondadoso de los seres humanos espera algo. Comprendí que al ayudar se espera algo aunque, en el mejor de los escenarios, sólo sea la autosatisfacción por la acción en sí, como en el caso del misionero.
Continuo…»dar cosas propias»… Existen actos de generosidad intangibles con forma de tiempo, compañía o cuidado. Sin embargo, al hablar de generosidad es fácil asociarla a cosas materiales más que a acciones. Puede que se deba a que resulta más sencillo de distinguir entre personas que tienen poco y lo dan todo y personas que, teniendo mucho más de lo que utilizan-necesitan, sólo dan lo que les sobra.
¿De qué tipo eres tú, das lo que tienes o lo que te sobra?
Contestándome esa pregunta llegue a la conclusión que quizá el secreto sea compartir lo que tienes y ofrecer lo que te sobra. Así el reparto de recursos y ayuda, bajo esa máxima, ofrecería oportunidades para todxs.
Pero, ¿podemos dar si no tenemos el qué ni sabemos el cómo?
Conocerte para conocer, amarte para amar y aceptarte para aceptar. En mi opinión, esa es la esencia de la generosidad.
Compartir conscientemente lo que se tiene, lo que se es, lo que se hace y disfrutar con la ofrenda. La generosidad empieza en ti.