Si te digo la palabra convivencia imagino que sabes de qué estoy hablando. Y posiblemente coincidas conmigo en que una convivencia saludable es aquella que hace posible, entre otras cosas, el equilibrio entre libertad y respeto, tanto individual como colectivo.
La convivencia es cuestión de equilibrio.
Pero, ¿te has parado a pensar en la palabra con-vivencia?… sin recurrir al diccionario, ni cavilar demasiado, con me evoca objetos o personas que se acompañan. Y la palabra vivencia, experimentar la vida. Según eso, con vivencia sería acompañar la experiencia de la vida...¿y acaso no es así? Somos seres sociales. Cuidar, atender y aceptar a lxs demás parece lo más normal del mundo.
Desde la infancia el referente es el prójimo. Aprendemos desde la imitación. Y copiamos sin saberlo gestos, forma de pensar, de expresar, de hacer e, incluso, también de sentir.
¿Y con quién convives más tiempo?
Veamos. Papá y mamá quedan atrás cuando sigues con tu vida. Aquella amistad para-toda-la-vida, la propia vida y sus circunstancias os alejan. La pareja que amaré-siempre se acabó. Y tus compañerxs del trabajo van y vienen, y más hoy en día. Es decir, la rueda de la vida gira y gira, y las personas con ella.
La convivencia con el prójimo es temporal.
Entonces no hay duda, la persona con la que más tiempo vas a convivir a lo largo de tu vida eres tú. Poco importa la medida de tiempo que elijas…minutos, horas, semanas, meses…año tras año, tanto si te gustas como si no, vas a compartir tu tiempo todo el tiempo contigo.
Por eso, resulta curioso la cantidad de energia que se dedica a que las relaciones interpersonales funcionen. Y la poca energía, y atención, que se destina a cuidar y atender la relación más duradera que tendrás, la relación intrapersonal.
Descuidar la convivencia contigo mismx, o conformarte con una deficiente por satisfacer a lxs demás, es estafarte. Y, por extensión, una convivencia deficiente contigo mismx alterará el equilibrio de libertad y respeto, del que hablaba al principio, en tu convivencia con lxs demás. Sean familia, amigxs o colegas de trabajo.
Encontrar el equilibrio en ti.
Aprender a relacionarte contigo, con lo qué sientes y piensas. Reconocer quién eres y qué quieres. Saber cuando permanecer y cuando marcharte. Es reconectar con tus recursos. Es identificar la necesidad del momento. Es abrazar tu luz y tu sombra, y los momentos- penumbra. Es conocerte para conocer, tolerarte para tolerar, aceptarte para aceptar.
Es atender a tu íntima convivencia para compartirla y disfrutarla con lxs demás.